El mundo de la imagen se ha lanzado a una carrera tecnológica en la última época que aún no se sabe dónde va a terminar. Por una parte el aumento de la definición y de la calidad. Por otra, la conectividad con Internet. Y, además, el desarrollo de las 3D. Varios caminos abiertos simultáneamente a la innovación.
La última, la de la imagen tridimensional sin necesidad de llevar unas gafas, es la que se está potenciando actualmente. Coincidiendo con la llegada al mercado de los primeros modelos que ofrecen imagen 3D con gafas se ha producido un efecto rebote en algunas compañías que consideran este producto poco comercial. Incómodo y poco atractivo, así está empezando a ser considerado ese modelo.
En su lugar, la tendencia es hacia la imagen 3D estereoscópica desnuda. Los primeros modelos comenzarán a llegar a las tiendas este 2010. Se basan en las pantallas Parallax, que producen el efecto 3D a través de un sencillo efecto óptico. La imagen producida por el aparato es dividida al llegar a esta barrera en dos casi idénticas. Una de las imágenes se dirige al ojo derecho y la otra al ojo izquierdo, confundiendo al cerebro para que interprete una imagen en tres dimensiones.
Esta tecnología ha chocado con dos barreras: la posición del espectador y el tamaño de las pantallas. Y Toshiba ha encontrado una solución para cada una. En primer lugar, una red de microcristales enviará la imagen duplicada en varias direcciones, permitiendo que varios espectadores vean la imagen a la vez sin que se reduzca la calidad del efecto óptico. Supera, por ejemplo, a las pantallas que produce Sharp para su smartphone 3D o a la videoconsola Nintendo 3DS. Además, la empresa japonesa ha logrado crear pantallas de tamaño familiar, a diferencia de su competidores, y ofrecerá tres modelos diferentes, el más grande de 21 pulgadas.
La limitación de tamaño actual de las pantallas que ofrecen 3D sin gafas es una muestra de que se trata de una tecnología aún en fase prematura y con mucho margen de crecimiento. La capacidad de innovación para asociar este tecnología a nuevos soportes menos obvios será la que realmente abra el mercado.
Un ejemplo es la aplicación al campo quirúrgico, siguiendo el ejemplo de la cámara Cefadis ideada por investigadores de la Universidad de La Laguna. Sólo cuando la visión en tres dimensiones esté implementada, los creadores encontrarán auténticos usos a esa visión extra que ofrece. Y sin renunciar a la calidad de imagen que se ha logrado con el desarrollo de la alta definición. Queda aún el tercer enlace: conectar todo esto a Internet.
En su lugar, la tendencia es hacia la imagen 3D estereoscópica desnuda. Los primeros modelos comenzarán a llegar a las tiendas este 2010. Se basan en las pantallas Parallax, que producen el efecto 3D a través de un sencillo efecto óptico. La imagen producida por el aparato es dividida al llegar a esta barrera en dos casi idénticas. Una de las imágenes se dirige al ojo derecho y la otra al ojo izquierdo, confundiendo al cerebro para que interprete una imagen en tres dimensiones.
Esta tecnología ha chocado con dos barreras: la posición del espectador y el tamaño de las pantallas. Y Toshiba ha encontrado una solución para cada una. En primer lugar, una red de microcristales enviará la imagen duplicada en varias direcciones, permitiendo que varios espectadores vean la imagen a la vez sin que se reduzca la calidad del efecto óptico. Supera, por ejemplo, a las pantallas que produce Sharp para su smartphone 3D o a la videoconsola Nintendo 3DS. Además, la empresa japonesa ha logrado crear pantallas de tamaño familiar, a diferencia de su competidores, y ofrecerá tres modelos diferentes, el más grande de 21 pulgadas.
La limitación de tamaño actual de las pantallas que ofrecen 3D sin gafas es una muestra de que se trata de una tecnología aún en fase prematura y con mucho margen de crecimiento. La capacidad de innovación para asociar este tecnología a nuevos soportes menos obvios será la que realmente abra el mercado.
Un ejemplo es la aplicación al campo quirúrgico, siguiendo el ejemplo de la cámara Cefadis ideada por investigadores de la Universidad de La Laguna. Sólo cuando la visión en tres dimensiones esté implementada, los creadores encontrarán auténticos usos a esa visión extra que ofrece. Y sin renunciar a la calidad de imagen que se ha logrado con el desarrollo de la alta definición. Queda aún el tercer enlace: conectar todo esto a Internet.
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