Factura electrónica, firma digital y sucursales virtuales son algunas de las alternativas que se suman al correo electrónico –que reemplazó a las comunicaciones interpersonales remotas con un click– y ponen en jaque a las empresas de correo postal. En el sector advierten que recién en 2012 llegarán a los niveles que esperaban para 2009.
La inquietud ya fue transmitida al Gobierno. El reclamo llegó a fines del año pasado por la Comisión Nacional de Comunicaciones (CNC), que envió una nota a las telefónicas para que se abstengan de utilizar en forma automática la factura electrónica, y este año se trasladó el tema a la Defensoría del Consumidor para que analice la elaboración de una resolución que limite el reemplazo de los recibos en papel.
Mientras que hasta 2008 el negocio postal crecía a un ritmo de dos dígitos, el mercado, liderado por Correo Argentino, OCA, Andreani y EMA registró el año pasado un incremento en unidades del 3,3%: de 1.375,8 millones a 1.421,6 millones de envíos. Pero desde la cámara que nuclea a las firmas destacan que entre 2008 y 2010 el aumento fue de apenas el 2%, porque fue precisamente hace tres años que se llegó a lo que consideran el piso histórico, de 1.394,6 millones de piezas. Para 2011 estiman una evolución similar.
“El sector venía creciendo hasta 2008 a tasas de dos dígitos, por lo que, en realidad, este amesetamiento señala una caída en los volúmenes que, de haber mantenido una curva de crecimiento, debería haber alcanzado en 2010 un nuevo récord de más de 1.550 millones de envíos”, indica un informe de la cámara de correos privados (AECA) al que accedió iEco .
“En cuanto a la facturación, se ha registrado un crecimiento nominal del orden del 24,7%, consistente con el incremento de costos en el período que, según la incidencia del factor mano de obra (producto de la antigüedad del personal y de otras variables), osciló entre el 23 y el 25% en el sector privado”, añade el trabajo, que atribuye el aumento de ingresos sólo a la suba de costos, especialmente de recursos humanos, que en los últimos diez años fue absorbido por el gremio de camioneros, mientras que antes estaba en comercio.
En cuanto a participación de mercado, el Correo Argentino mantiene el liderazgo, con el 39% del total. El 61% restante del mercado privado se divide (medido en unidades) principalmente entre las cordobesas OCA (que incluye a la empresa Seprit), con el 19,4%; EMA (3,9%) y Andreani (2%). En facturación, hay una pequeña variación: OCA tiene el 25,2%; Andreani, 4,4% y EMA, el 1,3%. El resto de la actividad está muy atomizada, con múltiples jugadores de mucha tradición, que sufren principalmente la competencia de pequeñas mensajerías, muchas de las cuales no estarían registradas.
EMA, que tiene una fuerte presencia entre las empresas de servicios, reconoce como principales factores críticos para el negocio la reducción del mailing, de la publicidad en papel y la desaparición de las AFJP, por el envío de resúmenes mensuales a sus afiliados. Y grafican que “hay muchos bancos que unificaron envíos”. Además –dicen desde la firma– hay compañías de tarjetas de crédito que están promoviendo la recepción de facturas por correo electrónico, que se suman a las que están implementando las sucursales virtuales y los trámites digitales.
Sin embargo, desde Telefónica aclaran que el uso de la factura electrónica es aún limitado, que el mecanismo no es compulsivo, que actualmente tienen unos 300.000 clientes que la adoptaron y reconocen que hay promociones para su utilización, que es aceptada principalmente por los clientes más entusiastas de la tecnología.
Javier Honikman, socio fundador de Nexo, una de las firmas postales más antiguas del mercado y que se mantuvo con formato de pyme, con 200 empleados, cuenta que su estrategia fue apuntar a un público muy segmentado y fidelizarlo con prestaciones especiales. “Fuimos el primer correo en incorporar el código de barra, cuando sólo lo usaban los supermercados”, cuenta Honikman. La empresa ahora tiene una prestación que traduce en pieza postal los envíos digitales. En su caso, el empresario cita a la competencia desleal como principal inconveniente. “El personal representa hasta el 75% de los costos y si está en negro, quien lo tiene así se convierte en hipercompetitivo”, se lamenta.
Desde Sideco, empresa muy enfocada en los servicios de clearing, Alberto Vila –uno de los decanos de la actividad –afirma también que “la inseguridad jurídica hace que las empresas no hagan grandes distribuciones” y recalca el impacto negativo que produjo la desaparición de las AFJP en el mercado postal.
En tren de defender con dientes y uñas el negocio, todas las empresas del sector intentan retrucar el argumento sobre el beneficio ecológico de los envíos electrónicos. “Si hay 500.000 facturas digitales, luego se convierten en 500.000 impresiones domésticas, en papel que no es certificado y con cualquier tinta”, ilustran. AECA está trabajando desde el año pasado en un informe que busca probar que el impacto ambiental del correo tradicional es relativo.
Fuente: iEco . Clarin